Después de dar unas cuantas vueltas por la zona de la carretera porque no encontrábamos el camino que lleva directamente a la tartera, la encontramos y tuvimos que portear aproximadamente unos 40' con esquís en la espalda.
Una vez calzados los esquís, se fueron formando diferentes grupos, a decir verdad, cada uno iba a su royo. Unos se quitaron esquís porque no lo veían claro, otros subían mas lentos otros más rápido.
En la parte alta, la nieve la encontramos muy dura y yo no dudé un segundo en poner ganibetas.
Al final nos vimos todos en la enforcadura, pero sin ganas de llegar a la cima y nos centramos en disfrutar de la bajada, que ahora la nieve estaba de coña.
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